Fe y Alegría celebra siete décadas de dedicación ininterrumpida a la educación, forjando corazones comprometidos con la paz, la convivencia y la innovación.
Por la construcción de un futuro más esperanzador.
Fe y Alegría es una buena noticia para Venezuela.
Desde su fundación en 1955, este Movimiento ha sido un faro de esperanza, brindando acceso a una educación de calidad a miles de niños, niñas, jóvenes y adultos en todo el país.
Su labor ha impulsado la inclusión social y el desarrollo comunitario, sostenida por una perseverancia activa y también por un compromiso inquebrantable.
Lo que inició en una humilde casa del barrio 23 de Enero en Caracas, gracias a la nobleza y generosidad de Abraham Reyes y su esposa Patricia García de Reyes, quienes donaron su hogar al padre José María Vélaz para fundar la primera escuela de Fe y Alegría; hoy es un Movimiento Global con raíces venezolanas.
Una red presente en 22 países federados de Latinoamérica, el Caribe, Europa, África y también en Asia.
Este legado de solidaridad y visión transformadora ha trascendido fronteras, llevando educación y esperanza a comunidades vulnerables en todo el mundo.
El director general de Fe y Alegría Venezuela, P. José Gregorio Terán, S.J., apuntó que en medio de la adversidad, la crisis y la desesperanza, surge una pregunta inevitable: ¿vale la pena celebrar?
«La respuesta es un sí rotundo. Celebrar no es solo un acto de alegría, sino un reconocimiento profundo de lo que nos sostiene, nos inspira y nos permite seguir adelante».
«Celebramos la vida en todas sus manifestaciones, especialmente en aquellos momentos que, aunque parezcan pequeños, construyen un futuro lleno de esperanza», afirmó.
En ese sentido, el P. Terán destacó que celebran 70 años de una gestión educativa que ha marcado la diferencia en Venezuela con escuelas seguras.
Relaciones humanas sanas, procesos transparentes y sostenibles, con educadores que, con humildad y pasión, aprenden a aprender, se forman, planifican y reflexionan sobre su práctica.
«Celebramos el esfuerzo incansable de nuestros trabajadores y colaboradores, que, en medio de condiciones socioeconómicas adversas, demuestran una dedicación ejemplar».
«Su calidad profesional y humana, su fe cristiana y su amor expresado en servicio, hacen posible que nuestras escuelas enseñen, que nuestros estudiantes aprendan».
«También que nuestras emisoras comuniquen, y que nuestros institutos y centros de capacitación preparen profesionales capaces de reconstruir el país», agregó.
Renovando el compromiso con el futuro
A lo largo de sus 70 años, Fe y Alegría ha tenido un impacto significativo en Venezuela, fortaleciendo el tejido social.
Y mejorando la calidad de vida de las comunidades donde está presente.
Entre sus retos futuros destacan el fortalecimiento de la educación agropecuaria, la presencia en territorios indígenas, el desarrollo de espacios de aprendizaje interactivos.
Con tecnología y realidad virtual, el cuidado del medio ambiente y el fomento del bienestar psico-emocional de estudiantes, participantes y trabajadores.
Al celebrar siete décadas de la chispa encendida por el padre José María Vélaz, Abraham Reyes, Patricia García y muchos otros, Fe y Alegría reafirma su compromiso.
Ese de servir a Venezuela y al mundo, continuando su misión de educar corazones y también transformar vidas.
Además, el padre Terán resaltó la presencia de Dios, «que nos acompaña, nos fortalece y nos anima en los momentos más difíciles».
«Su Espíritu, que nos impulsa a vivir apasionadamente el servicio educativo y comunicacional. Por todo esto, y por mucho más, celebramos estos setenta años».
70 años de impacto y transformación
Para conmemorar este hito, el próximo 11 de marzo se llevará a cabo una Misa de Acción de Gracias en la E.T. Fe y Alegría La Rinconada, en Caracas.
Será presidida por el padre Alfredo Infante, S.J., Provincial de la Compañía de Jesús, y también será acompañado por diversos sacerdotes.
Este evento contará con la presencia de estudiantes, docentes, trabajadores y representantes de la sociedad civil.
Simultáneamente, en cada región donde Fe y Alegría tiene presencia, se realizarán misas y actividades artísticas, culturales y deportivas para celebrar este aniversario.
Al respecto, el padre Terán resaltó la constancia, la disciplina y la rutina que, día tras día, semana tras semana, durante setenta años, han sido el cimiento de este proyecto.
Además con la esperanza que nace de un esfuerzo constante, de ese compromiso inquebrantable.
«Agradecemos la generosidad y el compromiso de tantos aliados que han hecho posible este sueño».
«Su apoyo, ya sea económico, en tiempo, en relaciones o en mentorías, ha sido fundamental. Sin ellos, este proyecto no sería realidad».
«Celebramos, también, el apoyo institucional del Estado, que durante setenta años ha creído en nosotros y nos ha brindado su respaldo», dijo.
Presencia y diversidad educativa en Venezuela
En la actualidad, Fe y Alegría cuenta con 285 puntos de atención en Venezuela, ofreciendo una amplia gama de programas que incluyen:
Educación preescolar, primaria y secundaria, educación técnica, formación y educación formal para jóvenes y adultos, educación técnica universitaria.
Y espacios de emprendimiento. Además, a través de sus radios, institutos universitarios y su centro de formación e investigación Padre Joaquín, el Movimiento Fe y Alegría ha logrado garantizar el continuo educativo.
Ofreciendo una educación popular integral de calidad, adaptada a cada contexto y además accesible a lo largo de la vida.
En ese sentido, Fe y Alegría ha renovado su Modelo Educativo, adaptándolo a las nuevas realidades y también a desafíos del mundo actual.
Esta actualización ha permitido impulsar enfoques y prácticas innovadoras que reducen las brechas educativas y contribuyen a la transformación personal y colectiva.
Para el P. José Gregorio Terán, en los 70 años de Fe y Alegría hay que celebrar la risa contagiosa de los niños en las aulas de preescolar.
Donde además aprenden a socializar, a descubrir el mundo y también a soñar.
En cada mañana y cada tarde en la que niños, niñas y adolescentes se sumergen en el aprendizaje, en la resolución de problemas, en la gestión de sus emociones.
Y también en la construcción de sus sueños, momentos en que se enamoran de una carrera, de un oficio, de la vida misma.
«Celebramos la vida, el esfuerzo, la fe y la esperanza. Celebramos porque, incluso en los momentos más oscuros, hay razones para seguir adelante y para creer en un futuro mejor».
«Porque, al final, la celebración es un acto de resistencia, de amor y también de fe en la humanidad», concluyó el padre Terán.
NDP
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